Quién diría que su asistencia a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara podría convertirse en el Waterloo de Enrique Peña Nieto.
Su inseguridad, equivocación y dudas para responder la simple petición de que mencionara sus tres libros preferidos y que más lo han marcado en la vida (planteada por el corresponsal de El Mundo, Jacobo García), han exhibido al ex gobernador del Estado de México como nunca en su carrera política. Sus erráticas respuestas a esa simple pregunta le han dado, literalmente la vuelta al mundo.
“Pues, he leído varios, desde novelas, que me gustaron en lo particular. Difícilmente me acuerdo del título de los libros. La Biblia es uno. La Biblia en algún momento de mi vida y algunos pasajes bíblicos. No me leí toda la Biblia, pero sí algunas partes. Sin duda, en alguna etapa de (mi) vida, fue importante, sobre todo en la adolescencia", dijo Peña Nieto y añadió: “Leería algo que seguramente mi vocación por la política alentaba este espíritu. 'La Silla del Águila', de Krauze [en realidad de Carlos Fuentes] (...) Y hay otro libro de él mismo que quiero recordar el nombre sobre caudillos, (pero) no recuerdo el título exacto”.
Los escasos cuatro minutos que se llevó Peña Nieto para intentar articular una respuesta a la simple pregunta se volvieron eternos.
Desde su silla en la primera fila del auditorio de la FIL, el cercano asesor peñanietista Luis Videgaray le hacía señas desesperadas para que ya cortara la respuesta.
Pero Peña Nieto seguía hundiéndose, tratando de responder sin conseguirlo, el nombre de la novela que supuestamente está leyendo en este momento.
Las críticas y las burlas no se hicieron esperar. Empezaron entre los reporteros que cubrieron la rueda de prensa en la FIL y se multiplicaron de inmediato en redes sociales, ante la pifia monumental del priista. Un twitero escribió que probablemente tengamos el extraordinario caso de una persona que ha escrito más libros de los que ha leído, pues hay recordar que el candidato presidencial priista acudió a la FIL a presentar el libro “México, la gran esperanza”, supuestamente de su autoría.
Que lance la primera piedra quien no haya cometido un error o una pifia, dirán los defensores de Peña Nieto. Eso es cierto, pero no una pifia de ese tamaño.
Lo que ocurre es que su equivocación para responder una pregunta tan básica revelan a Peña Nieto de carne y hueso y lo desnudan tal cual es. Un político profesional extremadamente protegido y cuidado por su entorno político y por sus asesores que se muestra incapaz de responder algo por sí mismo, un cuestionamiento que no este incluido en las tarjetas o presentaciones que le preparan en su staf.
El otro punto es que muestra al aspirante presidencial más fuerte en las encuestas como alguien ignorante y sin preparación.
No se trata de una postura snob de que la experiencia y el conocimiento se encuentran únicamente en los libros, pues hay testimonios de muchas personas y gobernantes que su saber lo adquirieron de la experiencia de vida.
Pero sin duda que leer ayuda, demasiado, y más si el susodicho aspira a tener a la presidencia de la república, un puesto que concentra el poder político en México.
El oso de Peña Nieto en la FIL revela además cómo ha sido hasta ahora el ascenso político de Peña Nieto. El candidato presidencial priista desempeñó el cargo de gobernador del Estado de México en un entorno mediático protegido, sin una fuente de reporteros que lo fiscalizaran y cuestionaran y apapachado por las grandes televisoras.
Pero cuando se le saca de esa zona de protección y confort, Peña Nieto parece incómodo, inseguro y titubeante, como ocurrió antes con la entrevista que le hizo el periodista Jorge Ramos en marzo de 2009.
Para colmo, su hija mayor se metió al debate en Twitter de la peor manera, con una descalificación a los “pendejos que forman parte de la prole”, lo que agrandó el problema en lugar de controlarlo y disminuirlo. A lo largo del lunes 5 de diciembre, 48 horas después de la pifia, Peña Nieto y su equipo intentaron, en vano, de dar vuelta a la hoja al oso cometido en la FIL. Peña Nieto escribió en su cuenta de Twitter: “Un valor central de la democracia es la libertad de expresión. La crítica a quienes tienen o aspiramos a un cargo público es fundamental”. Pero no bastó para terminar con la burla de que es objeto.
Es muy pronto para saber si este incidente modificará de manera sustancial las preferencias electorales que hasta ahora favorecen al mexiquense, pero lo que será muy difícil es que se quite la etiqueta de ignorante que el incidente en la FIL le dejó. Para presidentes iletrados los mexicanos ya pagamos la cuota con Vicente Fox.
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